La pérdida de un ser querido provoca en la persona que lo sufre un dolor total. Hay un dolor físico, nos duele el cuerpo, tenemos jaquecas, cansancio, problemas estomacales…También hay un dolor psicológico, nos duele cómo somos, cómo sentimos, nos duele sentir.
Pero el dolor va más allá de nosotros y comienza con el dolor que sentimos por nuestra familia, nos duele verles sufrir. También nos duele la sociedad, su forma de comportarse, de atendernos en estos momentos tan duros. Muchas son las familias a las que se les ha puesto trabas en situación, haciendo aún más doloroso e incomprensible todo lo que está sucediendo. Y, para muchas personas, hay también un dolor espiritual, “me duele hasta el alma” ¿Quién no ha escuchado esta frase en una madre que ha perdido a su hijo o en una esposa que ha perdido al compañero de toda una vida?
Y es que en la pérdida de un ser querido duele el pasado, duele el presente y duele, especialmente, el futuro. Duele el pasado por todo lo vivido que ya no volverá. Duele el presente, su ausencia. Y duele el futuro incierto de cómo retomar nuestra vida.
Muchas personas sienten la ausencia, ese invitado silencioso que está a nuestro alrededor, pero que se hace notar. ¡Y de qué manera se nota! La ausencia es la evidencia de que nos falta alguien y enfrentarse a ella es duro, muy duro, además muchas veces no sabemos cómo hacerlo.
Para enfrentarse a ella nada mejor que el apoyo de familiares y amigos pero para los momentos en que estos no están lo mejor es simbolizar a esa persona que ya no está. Con una foto, con un colgante, con un libro, con una música, son su comida preferida…Cada uno buscará cómo simbolizarle, aquello que le recuerda y le hace sentir bien, porque aunque la ausencia duela aún duele más no mencionarle, aún duele más el silencio.
Hay una frase que resume muy bien este sentimiento: “quiero sentir que tú eres más que ausencia”
Este puede ser el primer paso, duro y difícil paso, para superar la pérdida. El primer paso de un proceso de duelo que nos llevará a recordar el pasado con nostalgia pero sin dolor, a vivir el presente con decisión y a enfrentarnos al futuro con ilusión.